miércoles, 22 de febrero de 2017

Navegadores

Para la mayoría de usuarios, la cara visible de la informática es Internet. Desde todo tipo de dispositivos (ordenadores, tabletas y smartphones) accedemos a la red en busca de información, entretenimiento y otros servicios.
Para ello, la herramienta fundamental es el navegador. Resultan tan intuitivos y fáciles de usar que muchas veces ni nos damos cuenta de su existencia. Existen varios a nuestra disposición, todos muy conocidos: Chrome, Internet Explorer, Safari, Firefox, etc.
Además, muchos de ellos incorporan un buscador, lo que nos facilita la tarea de localizar aquello que necesitamos.
Poco a poco han ido ganando funcionalidades que nos hacen la vida en Internet más fácil: guardan un historial de los lugares que visitamos, autocompletan las palabras o frases que escribimos e, incluso, recuerdan las contraseñas de acceso a los servicios.

Los navegadores incorporan muchas funciones para hacernos la vida más fácil. Sin embargo, en ocasiones esto puede suponer un verdadero riesgo para nuestra privacidad:
  • El historial de navegación es el registro completo de toda nuestra actividad en Internet. Cualquier persona que tenga acceso a nuestro navegador podrá ver qué hemos estado haciendo y cuándo.
  • Normalmente visitamos las mismas páginas web y buscamos cosas parecidas. Por ello cuando tecleamos una búsqueda el navegador nos ofrece una selección de búsquedas basadas en otras anteriores. Esto nos ahorra el trabajo de escribir, por ejemplo, las direcciones completas.

Consejos finales

Navegar por Internet no es como ver una revista. Si no somos cuidadosos estamos expuestos a toda una serie de riesgos: robo de información, pérdida de privacidad, o perjuicio económico entre otros.
Por tanto, si queremos disfrutar de las ventajas de la tecnología sin incurrir en riesgos debemos tomar ciertas precauciones al navegar:
  • Evitar utilizar la opción de recordar contraseñas.
  • Cerrar las sesiones a través de la opción ‘logout’ o ‘cerrar sesión’, en lugar de simplemente cerrar la ventana.
  • Desmarcar la opción de ‘mantener la sesión abierta’ al iniciar una sesión en redes sociales o servicios de correo electrónico, especialmente si estamos en un equipo compartido.
  • Revisar de vez en cuando los complementos y extensiones instaladas. Instalar sólo aquellos con buena reputación y ofrecidos en las páginas oficiales de los navegadores.

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